domingo, 18 de octubre de 2009

"No permitas que sean reducidos
al silencio aquellos que te alaban"
Ester 4, 17h

¿cuántas punzadas hace falta recibir?
¿cuántos mundos precisan amenazar desabarrancarse para traer la vida?
estupidez de conciencia, pesadumbres de corazón,
el espíritu apagado de quien aguanta el aliento para evitar suspirar,
la mirada perdida de quien intenta de soslayo olvidar,
no hace falta llorar, no hace falta gritar,
la vida va errando tumbos golpeando contra las paredes el entendimiento...
no sé en qué vuelta me perdí,
en qué minuto olvidé mirar para cerciorarme de que todo seguía allí.

Atada de manos, perdida en este submundo que construí,
en este pedazo de historia que luché por mantener
olvidando que si piensas en vivir, ya no vives;
que si imaginas soñar, ya no te sueñas de verdad;
que si te inventas fortalezas, no eres tan fuerte como creías;
que si te convences de bondades, no hay en realidad tanta bondad;
olvidé recordar que el mundo gira sin que pueda atraparle;
que la vida avanza hacia un único fin sin poder eludirle un instante siquiera...

Que no pierda el horizonte detrás de la montaña empinada,
que no desfallezcan las incólumes virtudes del pasado,
que la tierra se abra dejando un surco donde hallar refugio,
que la vida me permita bajarme de esta ruleta y por segundo olvidar,
olvidar que las fuerzas se acaban, que las torpezas se agudizan
y que el aliento se entrecorta...
que me permita olvidar que hace apenas un instante buscaba una toalla que arrojar,
olvidar que no hay nada que pueda hacer sin tropezar,
que me permita olvidar que creí que no podría vencer,
permíteme por esta vez olvidar que hay algo que no pueda hacer!

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