jueves, 8 de mayo de 2008

En la boca llevo sabor a tí...

En la boca llevo sabor a tí,
llevo el gusto de tu amor, de tu perdón,
llevo el toque de tu misericordia,
saboreo el dulce encanto de tu eterna sabiduría,
degusto el sabor de tu gracia, la presencia de tu gloria.
En mis ropas llevo olor a tí,
llevo el aroma de tu calidez,
llevo los perfumes de tu paz,
huelo al hijo que regresa luego de haberse ausentado por mucho,
siento la fragancia de tu abrazo reconfortante.
En mis ojos llevo la luz de tí,
llevo la claridad de tu plan revelado,
llevo la luminosidad de tu sendero trazado,
veo a través de la transparencia de tu amor eterno,
contemplo con una mirada que me hace ver desde el corazón.
En mis manos te llevo a tí,
llevo la solicitud de tus cuidados,
llevo la ternura de tu trato,
siento la textura de tu entrega desinteresada,
toco el dolor que te causa nuestra indiferencia, tu capacidad de amar.
En mi corazón te siento a tí,
siento el ardor de tu presencia,
siento la certeza de tu existencia,
percibo tu gracia derramada sobre mi espíritu,
reconozco la acción de tu amor en mi vida,
presiento el cambio que generarás en mí,
admiro la belleza de tu obra y de todo cuanto ideaste,
albergo las ansias de servirte y ser feliz junto a ti.