jueves, 7 de mayo de 2009

Saturación emocional...


Escaso y preciado bien se transforma la verdad,
olvidada entre quehaceres y soledad.
Llenos de nada, repletos de vacíos, así nos encontramos,
en este mundo desbordado de cosas donde no hay nada digno que rescatar,
¿en qué baúl guardamos las convicciones?
¿bajo qué tapete tan espeso y abrumante detuvimos los aires de novedad?
Una vida compartida, desagradablemente expuesta, penosamente pública,
ideales masivos que no dejan espacio al razonamiento privado, individual y enriquecedor del ayer,
pensamientos que resuenan ahogados entre almohadas,
mentes que reclaman en un susurro persistente pero acallado que se les oiga de una vez,
segundos desperdiciados, largos momentos dedicados a la mediocridad de deseos superficiales,
espera constante, expectación palpitante aguardando aquello que difícilmente llegará.
¿dónde escondieron los egoísmos tan prolijamente el arte del pensamiento?
Enorme deudor es en el que se han transformados los estándares tan solícitamente dispuestos de esta sociedad,
morosos, deudores irreprochables de vida, de libertad y de crecimiento son,
culpables enjuiciados, pero jamás sentenciados.

Es que en realidad no se puede aniquilar lo que nos llena de vida y nos la quita a la vez.
cómo incomoda el silencio forzado!
cuánta extrañeza provoca la falta de capacidad inquisitiva...
como un mudo con las manos atadas,
como un letrado con la boca cerrada,
como un filósofo confinado a la especialización...
es tan perenne el sentimiento, tan dócil la coacción!
se aglutina, se apelotona,
¿cuán densa puede volverse la salvia de la conciencia humana?
¿que tan abrumador puede ser el embotellamiento?
esto es saturación pura,
cáncer de ideales,
¡trombosis del alma!