miércoles, 28 de julio de 2010

Pensamiento inquieto

¿Hay alguien capaz de escudriñar bondades detrás de una mirada?

¿Quién podría mirarse a los ojos esta mañana

y asegurar sin temor a equivocarse que por la tarde será el mismo?

el velo de misterio luce ágil meneándose al viento,

dejando entrever solo una parte de la verdad que se haya tras él,

mantiene la incertidumbre, prolonga el desconocimiento,

pero hay veces en las que un ápice de certeza se escapa del fulgor…

no hace falta tener ojos por dentro para darse cuenta lo atropellado que está,

sumergida en conflictos ajenos es inevitable no dejarse llevar

y la coherencia indefensa queda, se confunde, se extravía,

después de un rato no se encuentra ni a ella misma.

¿De qué sirve entonces el firmamento si en él no hay una sola respuesta

que logre conformar a un espíritu ansioso de verdad?

¿Qué plegaria ha de ser elevada para proporcionar un respiro sereno en medio de la soledad?


El mundo transcurre sin que le podamos detener,

sucede que en ese afán de sostenernos olvidamos que tal vez corriendo junto al resto

logremos movernos con la misma prontitud

y entonces después de un rato ignoremos hasta nuestro propio movimiento.

¡Que ingrata es la vida con el inconforme!,

Al que nada se cuestiona, nada le oprime, nada le sucumbe,

no le aplasta la verdad,

vive como quien no hiciera mella en esta humanidad.

A la postre observa de reojo los estrepitosos esfuerzos de los demás,

inconsciente de todo aquello no le tortura el pasado,

no le aflige el futuro ni le complica el porvenir,

al fin de cuentas si la vida fue capaz de alimentarlo sin nada que pesar

¿Por qué entonces ahora habría de cambiar?

Envidia de pereza ajena,

si cada esquina se presenta escurridiza

y la bifurcación: aniquilante decisión,

¡Mas cómo es posible transcurrir con paso sereno sin sentir deseos de volar!

¿Qué sabe el mundo de fracasos?

¿Conoce, acaso, algo de soñar?

La vida transcurrió veloz, pero sirvió para pensar

que nada de lo que hacemos en esta Tierra en vano se hizo notar.

En aquellos tiempos nada sabía de cuestionar

nada sabía de escudriñar,

descubrí que con el paso del tiempo hay muchas cosas que no se pueden averiguar

pero tal vez alguien tome del polvo un legado sobre el que construir,

tal vez alguien piense en estas líneas y entienda entonces

que lo más seguro es que los esfuerzos no sean suficientes,

pero hay que hacerlo de todas formas

porque sin duda, alguien en algún lugar notará la diferencia

y si una de esas personas logra mirar todo esto y siente la coincidencia en su vida

entonces sin duda, sonreirá.

sábado, 26 de junio de 2010

vida

"Mirar al cielo es siempre una plegaria...
aunque uno no crea tener tanta Fe"

"aunque uno no crea tener tanta Fe"...
será que tenemos más de la que creemos?
parece que cuanto más lejana me pienso de todo aquello
en realidad no es más que la inconsciencia de esa pertenencia,
en realidad nunca me he ido
porque el silencio susurra constante
y el grito ahogado no podía estar por siempre oculto...
parece que la rebeldía es más activa de lo que pensé.

Quién dijo que ignorando se olvida
no tenía idea de que es precisamente cuando más presente se tiene.
¿quién dijo que haciendo cuenta que nada pasa,
nada ocurre de verdad?
no se puede vivir engañándose, convenciéndose de que todo está bien,
lo que hacemos así no es más que aguantar,
hacemos tiempo, dilatamos la verdad...
sirve de algo?
tal vez.

Lo cierto es que necesitamos ese respiro,
por más que lo intentemos la absoluta transparencia
causa mella en las escasas brechas que le dejemos a la vida
y logra profundizarlas, logra romper y penetrar...
podemos decir otra cosa, pero sinceramente no podemos vivir con eso,
no podemos sanar esas heridas,
por lo menos no por tiempo indefinido.
Así y todo hay veces en las que necesitamos ese choque,
esa confrontación con las verdades más estrechas,
más duras pero más ciertas...
por extraña razón parece que de vez en cuando,
sólo de vez en cuando estuviéramos esperando
esa angustia para palpar el desencanto,
revivir la soledad, desvanecer el orgullo...
sabemos cómo sangran las heridas,
cómo se destrozan las carnes
y entonces, sólo entonces nos sentimos vivir otra vez...

¡cómo duele estar vivo!

jueves, 28 de enero de 2010

divagaciones

En el inquebrantable punto donde ya no es posible retroceder,
sumida en la perspectiva de quien reconoce en su porvenir la ausencia de tierra a su espalda de la cual sostenerse,
en el segundo irreversible desde el cual el pasado se borra sumergiéndose en las capas más profundas de la conciencia...
angustia palpitante de cambio y agonía,
como antes en otra situación rezo el sentir:
es la angustia de saber que lo que fue no volverá y lo que es no dejará de ser...

¡qué más podría hacerse si la solución es tan inverosímil como el problema!
tan esquivo la justificación como el motivo,
parece que nada existe realmente pues cuanto existe se soslaya bajo el corruptible espíritu alterado.

penetró el desasociego, la coraza puesta en vano fue
y ahora se ha adherido con profundidad a los cortes más sigilosos.
La soledad, el desamparo me ha convertido en mi más acérrimo enemigo
y así las cosas la única salida es el problema mismo.

Letargo constante, un eterno divagar sin obtener respuestas,
¿de qué sirve la lucha si no se sabe cómo ganar?

sábado, 2 de enero de 2010

Me resisto con insistencia al abismo,
una torpeza sutil que aniquila el espíritu,
¡que horda de estupideces domina el temple
pues bastó el menor descuido para importar tempestad!
ironía, suplicio, delirio constante... asfixia, sucumbe, suprime.
Degolló la confianza, desvió la mirada...
ahora, entre el polvo del desconcierto se nubla el escenario,
nada está claro, nada está lo suficientemente confuso...
claridad y abominación se debaten en encarnizada batalla
luchan por tener la razón, por obtener el reconocimiento de la coherencia,
mas ignoran que el desconcierto no depende de ellos,
sino de una voluntad interior que no está ni estará nunca sujeta a su vil encomio.

Y aquí me debora las carnes,
me corroe cual oxido circulara por mis venas,
se hace parte de mi, entrelazando su crudeza a mi existencia
como si hubiera siempre estado allí,
como si sus raíces formaran parte de mi suelo,
como si su desorden fuera el orden de mi caos,
como si me hubiera llevado al punto irreversible del abandono y el desasociego,
como si ya nada pudiera hacer,
como si me quisiera decir que debajo de las pieles palpitara una horda de funestas convicciones,
se instala con propiedad en un mundo que no le pertenece,
me quema las entrañas saturadas,
oídos sordos de una súplica agonizante,
se adueña de mi como si ya no fuera posible escapar...

menguados los días,
socabados bajo el oscuro tinte de la tristeza...
si de la alegría de los días se obtuvieran colores para el cielo,
¡que gris sería este mañana!..