sumida en la perspectiva de quien reconoce en su porvenir la ausencia de tierra a su espalda de la cual sostenerse,
en el segundo irreversible desde el cual el pasado se borra sumergiéndose en las capas más profundas de la conciencia...
angustia palpitante de cambio y agonía,
como antes en otra situación rezo el sentir:
es la angustia de saber que lo que fue no volverá y lo que es no dejará de ser...
¡qué más podría hacerse si la solución es tan inverosímil como el problema!
tan esquivo la justificación como el motivo,
parece que nada existe realmente pues cuanto existe se soslaya bajo el corruptible espíritu alterado.
penetró el desasociego, la coraza puesta en vano fue
y ahora se ha adherido con profundidad a los cortes más sigilosos.
La soledad, el desamparo me ha convertido en mi más acérrimo enemigo
y así las cosas la única salida es el problema mismo.
Letargo constante, un eterno divagar sin obtener respuestas,
¿de qué sirve la lucha si no se sabe cómo ganar?