lunes, 20 de octubre de 2008

Perfección...

De la flor caída del ciruelo
se desprenden aún intensos perfumes,
del cálido murmullo del viento
se escuchan las voces del ayer
se un lugar en medio del bullicio,
saboteada por la ruidosa tempestad
de placeres olvidados,
reza, vive y palpita la lejanía del atardecer en calma,
allí donde los aires son más calmos
y las gotas como dulce caricia de otoño,
en el punto exacto donde se juntan fuerza y quietud,
gloria y temple,
allí donde se funden los más despampanantes contrastes,
donde el cielo se vuelve agua
y el rocío, firmamento.
Allí donde los tumultos y quehaceres no destruyan
la apacible brisa matutina,
allí donde se ha de llegar con los ojos bien cerrados,
el corazón atento y los labios entreabiertos sólo para
pronunciar la grandeza del espectáculo;
allí donde las palabras huyen porque no son bien recibidas
donde la sangre se agolpa de pronto
se enmudece el mundo en deredor,
todo desaparece por un instante,
se detiene el pulso,
nos sentimos morir de tanta vida,
ese instante donde la ilusión ya no lo es y todo cobra sentido,
cada partícula contemplativa y absorta,
calla
y el silencioso respeto dice: "gracias".
Se desliza campeante una lágrima por la mejilla,
no es de alegría ni tristeza,
sólo una soñadora más que no pudo evitar soñar
ver el espectáculo desde un ángulo más apropiado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me gusta esa sencillez de las suaves emociones cotidianas al pasearse por una plaza o un camino y esa quietud de la mente, ese andar plácido, sereno al que deberíamos volver...

me gusta tu poemas...me gusta..

ana rosa
http://escuchamecallandochile.blogspot.com